La vista oral del
al español Ángel Carromero no se celebrará hoy en el Tribunal Provincial de la ciudad de Bayamo, pese a que esa era la fecha de la que se había informado previamente. Se desconoce cuando podría arrancar el juicio por la confusión que envuelve el caso.
El dirigente de Nuevas Generaciones del PP se enfrenta a una posible pena de 7 años de prisión solicitada por la Fiscalía cubana por homicidio imprudente ya que conducía por el vehículo en el que fallecieron los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero el pasado 22 de julio.
Estado del coche tras el accidente.
Carromero se encuentra detenido desde el 22 de julio pasado, cuando el coche que conducía en una carretera cerca de Bayamo se empotró contra un árbol y provocó la muerte de los dos opositores cubanos. En el coche viajaba también el ciudadano sueco Jens Aron Modig, dirigente de la democracia cristiana de Suecia.
Modig fue liberado una semana después y regresó a su país donde, en declaraciones a los medios, dijo que no se acuerda de las circunstancias del accidente porque iba "dormido".
Versiones contradictorias
Las autoridades cubanas aseguran que el coche se desplazaba a alta velocidad y, al ingresar en un terraplén en construcción, Carromero perdió el control y ocurrió el accidente.
Sin embargo, familiares de Payá Sardiñas han acogido la versión oficial con sumo escepticismo y reclaman una investigación rigurosa los hechos por parte de una comisión internacional. La familia sospecha de que los servicios de seguridad del Gobierno cubana pudieran estar detrás del accidente, aunque no han presentado evidencias.
Mientras, desde España, un amigo y colaborador de Carromero, Borja Alcedo, precisó en declaraciones a Onda Cero que el dirigente de Nuevas Generaciones del PP no viajó a Cuba por "motivos políticos sino personales" e insistió en que el accidente se debió al mal estado de la carretera.
Alcedo explicó que Carromero tiene unas "profundas convicciones cristianas" y es un "amante de la libertad", razones por las que viajó a Cuba, un viaje sobre el cual "el partido no estaba informado".
Al juicio no podrá asistir la familia del acusado, pero según Alcedo "esperan" que su abogado pueda asistir y estar en continuo contacto con las letradas cubanas que son las que se encargan de la defensa. Alcedo precisó también que el equipo jurídico ha sido "pagado íntegramente por la familia y no por el Estado español".
¿Un nuevo Alan Gross?
Este viernes se inicia en Bayamo el juicio contra el español Ángel Carromero, conductor del auto en que falleció Oswaldo Payá.
Ángel Carromero, durante la declaración grabada en Cuba en la que se responsabiliza del accidente.
El genial físico, matemático y astrónomo —enfermo y con 68 años de edad—, amenazado en 1633 por un tribunal de la Santa Inquisición de que podía ser quemado en la hoguera si no se retractaba de su "herejía", complació a sus torturadores y dijo que él estaba equivocado, que era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra y no al revés. Encima de ser obligado a renegar de sus extraordinarios aportes científicos, Galileo fue sentenciado a cadena perpetua, modificada luego por el papa Urbano VIII a prisión domiciliaria de por vida. Y así murió en 1642, confinado en su casa, el "padre de la ciencia", como hoy se le califica.
Algo muy parecido le está ocurriendo —en pleno siglo XXI— al joven político del Partido Popular español (PP). Ya fue obligado a decir lo que el régimen comunista le dictó, y pese a que
no ha sido acusado por las familias de las víctimas mortales en el accidente, el Estado castrista ha decidido enjuiciarlo por "homicidio" en la ciudad de Bayamo.
¿Por qué ambas cosas a la vez, si se supone que al admitir Carromero su culpa ya el gobierno debió quedar satisfecho? Porque de nada vale si dice en La Habana que nadie lo hostigaba, que corría porque es un demente irresponsable, y luego, al aterrizar en el aeropuerto de Barajas, afirma que sí estaba siendo hostigado por un automóvil ruso marca Lada de color rojo y que él corría para tratar de dejarlo atrás.
¿Exceso de velocidad por placer?
A decir verdad, el exceso de velocidad de Carromero sólo por el placer morboso de correr temerariamente por una maltrecha carretera no es muy creíble, por dos razones: 1) Payá no se lo habría permitido, y 2) al joven español puede que le guste correr cuando viaja solo, pero no sería tan irresponsable como para poner en peligro innecesariamente la vida de Payá (a quien admiraba), de Cepero y de su colega sueco. O sea, que si el automóvil iba a más velocidad de lo debido era por algún motivo que lo justificaba.
Cuál era ese motivo es algo que no se sabe, porque los dos ocupantes cubanos del vehículo, hombres valientes que no habrían podido ser silenciados por el régimen, lamentablemente fallecieron. Y porque el chofer español ha sido silenciado en su cautiverio, y el cuarto pasajero, el sueco Jens Aron Modig, tampoco puede hablar pues cualquier cosa que diga y difiera de la versión de la dictadura agravaría la suerte de Carromero, ya suficientemente penosa. Así se lo debe haber advertido la Seguridad del Estado a Modig, junto a otras amenazas, cuando le concedió la gracia de regresar a Suecia.
Un examen de los hechos apunta a un plan del régimen que pudo ser puesto en marcha tan pronto la policía política —que vigilaba las 24 horas a Payá— se percató de que el automóvil en que viajaban el destacado disidente cubano y sus colegas se dirigía muy posiblemente a la ciudad de Manzanillo, foco del brote de cólera que el gobierno se empeñaba en ocultar o minimizar.
El plan pudo haber consistido en hostigar el vehículo para obligarlo a correr por una carretera que de pronto se convierte en un peligroso terraplén, probablemente no con el propósito de provocar la muerte de sus ocupantes, sino de que el auto se saliese de la vía y se averiase de tal manera que no pudiera continuar viaje al conflictivo Manzanillo.
Pero el vehículo impactó brutalmente contra un árbol y dos de sus ocupantes murieron. O sea, la dictadura tuvo la buena suerte no sólo de impedir la llegada del auto a Manzanillo, sino de librarse del incomodísimo Payá, Premio Sajarov de la Unión Europea y nominado en cinco ocasiones al Premio Nobel de la Paz; un patriota realmente admirable que habría podido ser el presidente de la nueva república libre y democrática con la que soñamos los cubanos.
Mensaje de texto clave
Un elemento clave en todo esto lo destacó el 18 de agosto el diario The Washington Post en un editorial, al precisar que a las 3:18 pm del día del accidente (22 de julio) la familia de Payá recibió un mensaje de texto de amistades en Madrid en el que le solicitaban información acerca del accidente automovilístico. Quienes enviaban el mensaje no sabían que Payá iba en el mismo vehículo que Carromero y Modig. "De acuerdo con la esposa de Payá, el mensaje de texto decía que el auto 'había sido fuertemente golpeado y empujado fuera de la carretera'", señala el Post.
Paradójicamente es con el juicio que ahora comienza en la emblemática ciudad de Bayamo que se podrá saber mejor si todo fue culpa de Carromero o del régimen castrista. Si el joven político del PP es sentenciado a prisión, el accidente habría sido provocado por la dictadura; y si es absuelto o condenado a una ligera pena que luego es conmutada, y se le permite regresar a España, entonces habría que pensar que Carromero fue el responsable.
Es decir, todo será al revés, con el agravante de que aún en el caso de que Carromero pudiese regresar a Madrid, nunca podría haber una certeza total sobre el carácter puramente accidental del suceso, debido a la tenebrosa historia de los métodos de intimidación y coacción estalinistas heredados por los Castro de la KGB soviética y la STASI germano-oriental (también inspirada en la GESTAPO nazi) .
Algo muy importante a tener en cuenta es que si el acusado es enviado a la cárcel, el régimen cubano obtendría ventajas políticas netas, pues podría neutralizar —o intentar hacerlo— al gobierno de Mariano Rajoy. La Habana le podría decir al gobierno de la Moncloa que si quiere que Carromero sea indultado, o no convertir su prisión en uno de los círculos del infierno de la Divina Comedia, que no se le ocurra hacer crítica alguna a Cuba en materia de libertades, derechos humanos, democracia, etc. Y mucho menos exigir la liberación del prisionero.
Un Carromero en prisión sería el
Alan Gross español. Pasaría a ser un rehén que el régimen podría usar para obtener silencios y favores, evitar críticas incómodas o acusaciones, o para ser canjeado por "algo". El joven político sería la carta de la dictadura cubana para obligar al gobierno del PP a "portarse bien" con los Castro.
Abogado opositor advierte de que la suerte de Carromero depende de los intereses políticos del régimen
Faisel Iglesias, fundador de la Corriente Agramontista de Abogados de Cuba, indicó que según el artículo 124 del Código Penal cubano quien coopere con grupos de la oposición puede tener una sanción de 20 años
El fundador de la Corriente Agramontista de Abogados de Cuba —movimiento de abogados disidentes— y miembro de la Corriente Liberal “Cubanos Unidos”, Faisel Iglesias, ha declarado este martes que el destino del político español Ángel Carromero depende de los intereses políticos del régimen cubano.
En entrevista para el programa Primera plana, de ABC Punto Radio, Iglesias sostuvo que para Carromero la situación es “extremadamente delicada”, debido al carácter subordinado de la Constitución cubana respecto a las decisiones del Partido Comunista de Cuba (PCC, único), en el poder.
Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular español, se encuentra “instruido de cargo de homicidio” al ser el conductor del auto en el que el pasado 22 de julio murió el líder opositor cubano Oswaldo Payá.
“La situación es extremadamente delicada porque en Cuba no se ve el fenómeno desde el punto de vista jurídico. No hay un marco jurídico con una ley suprema. La Constitución de Cuba indica que quien dirige y orienta la sociedad, el Estado y el Gobierno es el Partido Comunista de Cuba, de modo que la Constitución se subordina a las direcciones del Partido cuya voluntad es mantenerse en el poder a toda costa”, aseguró el también periodista Iglesias.
“Aunque sea un supuesto accidente de tráfico, siempre va a verse dentro del color político y los intereses del poder”, añadió.
El diario oficialista
Granma, portavoz del PCC,
acusó ayer martes a Carromero y al político sueco Jens Aron Modig, líder de la Liga Juvenil Democristiana de Suecia, quien también viajaba en automóvil, de involucrarse “en actividades netamente políticas contra el orden constitucional” de Cuba.
Ambos confirmaron ayer, en declaraciones divulgadas en La Habana, que se trató de un accidente de tráfico, desmintiendo así las versiones surgidas en el entorno de la disidencia de que otro vehículo se había visto involucrado en el accidente.
“Se dice que se le imputa un delito de homicidio por imprudencia, pero en la entrevista al sueco las autoridades policiales le advirtieron de que el hecho de estar cooperando y dar dinero a un miembro de un grupo político ilegal en Cuba le puede traer consecuencias”, declaró Iglesias.
El letrado cubano advirtió además que “El artículo 124 del Código Penal cubano establece que quien coopere con estos grupos (de la oposición) puede tener una sanción de 20 años”.
“El destino de estas personas depende de los intereses políticos de los gobernantes cubanos”, aseguró.
El Gobierno cubano
decretó ayer “prisión provisional” para Carromero, como medida cautelar, al considerar que hay indicios de que haya incurrido en un homicidio, según fuentes diplomáticas.
La Fiscalía cubana aún no ha imputado formalmente ningún cargo al político español, decisión para la cual dispone de un plazo que suele prologarse de uno a seis meses.
Las autoridades cubanas autorizaron a Aron Modig a abandonar la Isla, a pesar de que el sueco reconoció que el propósito de su viaje era, entre otros, entregar 4.000 euros a Oswaldo Payá.
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