C.R.
Nuevo giro de Chávez en su cambiante lazo con la guerrilla
CARACAS.- "Las FARC no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia. Hay que darles reconocimiento a las FARC. ¡Son fuerzas insurgentes, que tienen un proyecto político, bolivariano, que aquí es respetado!" La Asamblea venezolana, puesta en pie, ovacionó atronadoramente a Hugo Chávez, que por aquel entonces, enero de 2008, estaba en pleno romance con la guerrilla que comandaba Manuel Marulanda, "Tirofijo".
Chávez venía de abrazar en público, en el Palacio de Miraflores, a Iván Márquez, actual número dos del jefe de los rebeldes, Timoleón Jiménez, alias "Timochenko", y a Rodrigo Granda, el canciller de las FARC. Abrazos, guiños, afinidades ideológicas y el reconocimiento oficial para una guerrilla que durante años ha utilizado la frontera común como su santuario. "Un inusual gesto para un movimiento insurgente", como ambos reconocieron en un mail dirigido a su secretariado, recuperado después en la computadora de Raúl Reyes.
La relación de Chávez con las FARC pasó por todos los estados posibles: amistad, romance, amor oculto, distanciamiento. En aquella época se vivía en plena luna de miel, alentada por el odio inocultable entre los máximos mandatarios de los dos países, Chávez y Alvaro Uribe.
Así lo dejó plasmado Granda en el mail: "Chávez está supermotivado. Dice que quiere la foto con Marulanda". Un encuentro que nunca se dio. Posteriormente Chávez lamentaría la muerte de "Tirofijo", que ya tiene su monumento en Caracas.
La decisión de Alvaro Uribe de apartar a Chávez de la negociación por los rehenes rompió el delgado hilo entre ambos. "¡Vientos de guerra comienzan a soplar!", amenazó Chávez después. Al líder bolivariano le dolió apartarse de la primera línea de la negociación.
Ahora, tres años después, reaparece como "auspiciador del diálogo", gracias a su relación con su "nuevo mejor amigo", el presidente Juan Manuel Santos. Chávez no ha dudado en detener y entregar a Colombia a algunos guerrilleros para satisfacer a su homólogo. Viejos amigos que incomodan las nuevas relaciones.
Analistas políticos observan con atención la posible extradición de Julián Conrado, el famoso cantante de las FARC, apoyado por chavistas radicales. La misma atención con la que se escruta al general Henry Rangel Silva, ministro de Defensa, considerado el gran amigo en Caracas de "Timochenko". Rangel figura en la lista negra del Departamento del Tesoro norteamericano por sus "contactos" con las FARC y sus "vínculos" con el narcotráfico. Eladio Aponte, antiguo juez estrella del chavismo, también lo acusa de formar parte del poderoso Cartel de los Soles.
La frontera se mantiene como zona de riesgo para la estabilidad de la alianza Chávez-Santos. Las FARC se mueven con libertad en ambos lados, incluso los servicios secretos colombianos localizaron a "Timochenko" en Venezuela. Un cable de WikiLeaks localizaba a guerrillero en el municipio venezolano de Tres Bocas, donde recibiría suministros del ejército chavista.
Los guerrilleros se siguen moviendo con holgura en Apure. En esta zona se relacionan con las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL), un grupo guerrillero neochavista nacido después del golpe de Estado de 2002. Fuentes policiales confiaron a La Nacion que el FBL es más un grupo de delincuentes que una guerrilla.
Los altibajos en la relación Chávez-FARC contrastan con el divorcio que hasta ahora ha mantenido el régimen cubano con las FARC. La ruptura entre Marulanda y Fidel Castro, más cerca del ELN, viene de largo. El líder cubano siempre discrepó de una guerra "excesivamente prolongada" y de la "captura y retención de civiles".
La historia ya ha contado las intervenciones cubanas para salvar, sin éxito, el proceso de paz del Caguán. Pero lo que no revelarán los libros es la decepción que Castro sufrió con Marulanda. Fidel hizo llegar una carta al guerrillero para reclamarle la libertad del cabo José Norberto Pérez. Castro se había conmovido por la situación del hijo del policía, Andrés Felipe, que sufría un cáncer terminal. Marulanda hizo oídos sordos. El niño murió y su padre fue asesinado. Castro nunca lo olvidó
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