Las hijas del presidente viven en la mansión oficial, que les corresponde a Maduro y a su esposa
La dolce vita en Venezuela airea un apellido sorprendente: Chávez. La vida de las hijas del comandante supremo transcurre entre las páginas del corazón, y no precisamente el "corazón de un pueblo", eslogan electoral elegido por su padre para las elecciones de 2012.
Las secciones de farándula arrojan noticias a una sociedad que asiste perpleja a las idas y venidas de la familia del líder revolucionario en La Casona, la residencia presidencial. La mansión que legalmente corresponde al presidente Nicolás Maduro y a su mujer, la todopoderosa Cilia Flores, pero que no han podido ocupar pese a los 11 meses transcurridos desde la muerte del líder eterno.
Las infantas de la familia real, según distintas publicaciones de la prensa local e internacional, han convertido La Casona en un club social, con fiestas que atruenan en los barrios colindantes. Una cascada de informaciones, algunas de ellas rumores de pasillo, según reconocen incluso en filas opositoras, que van desde las hipotéticas peleas entre Flores y las Chávez hasta las desavenencias conyugales entre el vicepresidente Jorge Arreaza y Rosa Virginia, la mayor del clan.
El diario español ABC publicó incluso que restaurantes de comida rápida y agencias de catering de las inmediaciones habían dejado de servirles comida porque no pagaban la deuda acumulada.
"Los vecinos siguen reportando ruidos molestos por fiestas", confirmó Soledad Morillo a LA NACION. Hace meses, esta columnista del diario El Universal y Notitarde advirtió sobre los "festines y francachelas" en La Casona.
A las hijas de Chávez las persigue cierta fama de amantes de las fiestas desde hace años, que no ha cedido pese a que la primogénita preside desde mayo la Misión Milagro, un programa social de oftalmología. María Gabriela, la favorita del comandante, no tiene oficio conocido, más allá de sus continuos mensajes a través de las redes sociales. Hace meses protagonizó un incidente al insultar a una chavista que la reconvino. "Tú por lo visto no tienes nada productivo que hacer, sólo chismear y engordar como una cerda", escribió desmedida en Instagram.
"El desorden de Chávez en el manejo de la hacienda-granja-comuna-partido-gobierno-Estado se reflejó también en su vida personal. Nada dejó preparado para su familia. Los dos militares en los que confió para que se hicieran cargo de ella han hecho la vista gorda. Ni casa tienen", describió en su columna el famoso periodista Nelson Bocaranda, quien durante dos años develó los entresijos del cáncer del comandante golpista.
La explicación oficial, ofrecida por el propio Maduro, es diametralmente distinta: "Le ordené al vicepresidente permanecer allí, en La Casona. Fue un mandato que le di, junto a toda la familia del comandante Hugo Chávez, como una forma de protección".
No se conoce ninguna amenaza, ni interna ni externa, contra la familia del comandante, más allá de la violencia salvaje que vive todo el país y que en 2013 se cobró 24.796 vidas.
"Los hijos y familiares de Chávez perdieron todas las prebendas y atributos que tenían cuando Chávez estaba en la presidencia, por lo tanto, no pueden estar en La Casona. El uso de bienes y recursos del Estado, cuando se hace en beneficio personal, es un delito de peculado", dijo a LA NACION Carlos Berrizbeitia, diputado opositor y vocero en la Asamblea Nacional.
"El mensaje es que Maduro comparte el poder con los hijos de Chávez, lo que demuestra su debilidad", añadió buscando una explicación política.
VASTO PRESUPUESTO
Maduro dispone de un abultado presupuesto para sus residencias y despacho. La partida de este año prevé gastar 7.675.674 dólares en alimentos y bebidas para festejos, más de nueve millones en seguridad, 222.000 en prendas de vestir, 119.531 en productos de tocador y más de 26.000 en calzado.
La Casona, para más datos, es patrimonio histórico y cultural. Cada uno de los enseres y bienes de su interior pertenecen al Estado, algunos de ellos regalados por gobiernos amigos.
Morillo avisó hace meses -en un artículo que el gobierno jamás contestó, pese a la polvareda que originó- respecto de los "camiones y camionetas que entran vacíos [a La Casona] y salen cargados. Me alertan sobre que se han vendido piezas y artículos. No me consta nada de eso, espero que no sea así", censuró la columnista
Tomado de lanacion,com
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