El rumor de que el presidente Barack Obama es un musulmán oculto, aunque oficialmente se presente como cristiano protestante, se remonta a los primeros años del líder demócrata en la Casa Blanca.
El año pasado, la historia fue alimentada por la activista islamófoba Pamela Geller, organizadora de un concurso de caricaturas de Mahoma en Dallas, una de las muchas lindezas que dedicó a la comunidad musulmana de Estados Unidos. Con motivo de la campaña de las presidenciales de este año, Donald Trump también ha querido sacar partido de la teoría conspiratoria; al menos en dos mitines, el hoy favorito republicano para la carrera hacia la Casa Blanca dio a entender que Obama es, en el fondo de su corazón, seguidor de Mahoma.
Lo sorprendente, como destaca en un reportaje “The Washington Post”, es la extensión que ha conocido el rumor en Oriente Próximo. A raíz del acuerdo entre Estados Unidos e Irán para el levantamiento de sanciones, el jefe de la seguridad del emirato de Dubai, Dhahi Khalfan Tamim, afirmó en su cuenta de Twitter que Obama debe a sus raíces “musulmanas chiíes” -la corriente minoritaria del islam pero hegemónica en Irán- su llegada a la presidencia. En concreto, el primer presidente negro de EE.UU. habría sido apoyado por Israel, en una pintoresca pirueta de intereses ocultos para socavar el poder de la mayoría suní en Oriente Próximo.
Lo sorprendente, como destaca en un reportaje “The Washington Post”, es la extensión que ha conocido el rumor en Oriente Próximo. A raíz del acuerdo entre Estados Unidos e Irán para el levantamiento de sanciones, el jefe de la seguridad del emirato de Dubai, Dhahi Khalfan Tamim, afirmó en su cuenta de Twitter que Obama debe a sus raíces “musulmanas chiíes” -la corriente minoritaria del islam pero hegemónica en Irán- su llegada a la presidencia. En concreto, el primer presidente negro de EE.UU. habría sido apoyado por Israel, en una pintoresca pirueta de intereses ocultos para socavar el poder de la mayoría suní en Oriente Próximo.
No solo Tamim se apunta a las supuestas “raíces chiíes” de Obama para explicar su diplomacia en la región. Un exmiembro del Parlamento iraquí defendió el año pasado la misma teoría, al igual que algunos propagandistas sirios. Los fundamentos son muy débiles. El segundo nombre de Barack Obama es “Husein”, nombre del más santo de los mártires del chiismo pero también muy extendido entre los suníes. Se apunta, además, que el padre de Barack Obama fue un keniano musulmán (aunque de hecho fue agnóstico), y que el segundo marido de su madre norteamericana fue un indonesio también musulmán.
Aquí los autores disputan: ¿fue el padrastro de Obama suní (mayoría en Indonesia) o chií? Porque también hay quienes se apuntan en las redes sociales a la tesis de que el presidente norteamericano es, en realidad, un musulmán suní que “defiende a Daesh para acabar con los chiíes”, hoy en el poder en Irán y en Irak. Al final, lo más notable de la errática política de Barack Obama en la región -cero en el conflicto israelo-palestino, cero en la guerra civil siria, y suspenso en los conflictos internos iraquí y afgano- van a ser las delirantes teorías sobre su nombre o sus sentimientos religiosos.
ABC.ES
Lea También:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.