Vatayón Militante.
Las mentiras de la reinserción social y los derechos humanos del gobierno K
Víctor "satanás" Hortel
Los medios nacionales descubrieron ahora, recién ahora, las “bondades” del Dr. Víctor Hortel. “Satánás” Hortel, como se hace llamar el jefe de la agrupación “Negros de Mierda”, una agrupación militante kirchnerista allegada a La Cámpora.
“Satanás” Hortel, “el peor de todos y orgullosamente K”, como gusta firmar sus panfletos de propaganda militante, ha sido lapidado toda la semana por los grandes medios nacionales, y defendido a capa y espada por la presidenta y todo su gabinete.
Es que el Servicio Penitenciario Federal quedó en el ojo de la tormenta al descubrirse que peligrosos presos salían con inquieta facilidad de las cárceles para realizar actividades políticas disfrazadas de culturales. Con llamativa reiteración los presos son sacados de los penales y llevados a reuniones de adoctrinamiento político, y son colmados de beneficios.
Rápidamente la corporación mediática del régimen se encolumnó detrás del discurso del Ministro Alak, y puso énfasis en la reinserción social de los presos.
En eso debemos reconocerle rapidez a La Cámpora, a Vatayón Militante, a Negros de Mierda y especialmente al dr. Víctor Hortel, director del Servicio Penitenciario Federal.
Gabriel Mariotto con Vatayón Militante
La reinserción social de los presos del servicio penitenciario que comanda el “negro” Hortel comienza con sugestiva rapidez y llamativa facilidad… para algunos.
Digo, sugestiva rapidez y llamativa facilidad, pues estamos en un país donde los funcionarios y los estamentos del Estado están siempre atrapados en la burocracia.
Tal vez por eso llamó tanto la atención que por ejemplo Eduardo Vázquez, baterista del tristemente célebre grupo musical Callejeros, pudiera salir 5 veces de la cárcel a los pocos días de haber sido condenado a 18 años de prisión por quemar viva a su esposa delante de sus hijos. O que Pablo Díaz, que estaba preso por violación y que luego había conseguido el beneficio de salidas transitorias y en una de esas salidas violó y asesinó a Soledad Bargna, se lo vea feliz y en confianza, bailando junto al negro Hortel en una murga.
Claro que Víctor Hortel es abogado penalista, lo que vulgarmente se conoce como “sacapresos” y tal vez esté más a gusto con los reclusos que con los penitenciarios…
Asesinos y carceleros juntos en estruendosa batucada. Violadores y carceleros unidos por la militancia.
Víctor Hortel y el violador Díaz frente a la habitación donde está internado Luis Patti
en el penal de Ezeiza...
Extraña, al escuchar a los funcionarios defender con ahínco las bondades de esta especie de ONG que milita en las cárceles federales, que si la agrupación Vatayón Militante hubiera pensado en la cultura sin minúsculas, no se bautizara de otra manera. Sin deliberados horrores de ortografía, o con distinta simbología, no sé, digo, se podrían haber puesto: Batallón Cultural.
Pero no, se decidieron por la ortografía transgresora y la política sin eufemismos.
Y la reinserción social… claro. El animar a los presos para que no se sientan excluidos socialmente ni violados en sus derechos. Objetivos loables que dice tener el proyecto de “Satanás” Hortel… y algún lector desprevenido de noticias puede llegar a creerle.
No sé cuántos de ustedes han entrado alguna vez a un penal federal. Yo sí y en varias oportunidades. Desnudarse, cortar en pedacitos las facturas, desparramar la comida, escáner, ni monedas ni relojes ni gorra ni sombrero ni ropa azul ni tarjetas…ni bla bla bla“es que los internos aprovechan cualquier ocasión y la mínima oportunidad” comentan los del Servicio Penitenciario.
Y uno, que viene del afuera. Que no está acostumbrado a esa realidad, no le parece mal que se cuide tanto la seguridad en ésas cosas. Por eso mismo llama la atención cuando ve imágenes de internos con bombos, redoblantes, o con cámaras de fotos en actos políticos disfrazados de culturales.
Pero… si lo de la reinserción social fuera cierto. Y si lo de Hortel fuera serio y profesional, en lugar de político e ideológico, las bondades de la reinserción y los beneficios carcelarios serían para todos.
Por eso le decía yo que usted ya lo había leído aquí, hace unos meses, cómo “Satanás” Víctor Hortel, desde su vena partidaria, desde su complejo ideológico y desde su política de venganza, milita a tiempo completo para vejar a los militares presos, casi todos ancianos, en sus lugares de detención.
El mismo “negro” Hortel, al frente de una batucada de asesinos y violadores, irrumpe en los pasillos del Hospital del Penal de Ezeiza. Sí, en los pasillos del Hospital. Abre la puerta de la habitación donde desde hace meses está el Comisario Patti internado con un ACV y le avisa que van a ser un poco de ruido. La puerta se cierra en empieza la música.
Luis Patti es llevado a declarar en camilla
El mismo Hortel, “el peor de todos” entra con su cámara digital a las habitaciones de los militares, curas, policías, penitenciarios presos por haber combatido al terrorismo en los 70 y les dice: “correte si no querés salir en las fotos”. Y luego comienza detalladamente a sacar fotos de las pertenencias de los presos… libros, anotaciones, basura… y luego las fotos son publicadas por los medios del régimen K, como Página 12, Revista Veintitrés, Miradas al Sur, etc.
Reinserción social… sí. A otro con esa mentira.
Derechos humanos… sí, claro. Un suboficial de la fuerza aérea agoniza en una celda del Penal de Campo de Mayo, al que trasladaron desde Marcos Paz. Su familia es muy humilde, vive lejos y nunca supieron por qué lo trasladaron a Buenos Aires. No pueden venir a visitarlo. Allí el suboficial Molina está muriendo de cáncer… recién poco tiempo antes de su muerte, sin que una sola vez le hayan aplicado la quimio… Hortel accedió al traslado de Molina al Hospital, donde murió esposado a los barrotes de una cama sin que el Servicio Penitenciario Federal haya siquiera dejado entrar a sus amigos para estar con él en los últimos momentos.
Foto sacada por Victor Hortel a las pertenencias de LuisPatti publicadas en Revista Veintitrés
Molina no militaba en Vatayón Militante ni era de La Cámpora. Por eso nadie en el "gobierno nacional y popular" tuvo piedad con él ni se conmovió ante su cuerpo carcomido por un cáncer de colón, con metástasis en los pulmones. En septiembre de 2011 le quitaron todo tratamiento. La excusa de los que lo cuidaban y velaban por su cuerpo y por sus “derechos humanos”, era que ya no resultaba de utilidad porque la enfermedad era terminal. Preso, viejo, sin sentencia firme y con una enfermedad terminal, sus abogados pidieron la prisión domiciliaria para que pudiera pasar los últimos días con su familia. Tampoco eso… en eso “Satanás” Hortel es muy estricto, tan estricto como el pasito que hace en la murga con violadores y asesinos de esposas. Nada de prisión domiciliaria.
Suboficial Gregorio Molina, preso político recientemente fallecido al que se le negó atención médica...
Cuando el suboficial se retorcía de dolores y ya no podía respirar, Hortel, “el peor de todos” dio el visto bueno para que lo trasladen a algún hospital. Llegó en tal condición de salud al Hospital Militar, que los médicos le dijeron a sus amigos que no podía resistir ningún tratamiento. Al menos el Hospital Militar le dio cuidados paliativos, pues el Hospital de Fuerza Aérea se negó a recibirlo.
Mientras allá a lo lejos su familia rezaba, y en los penales Hortel reinsertaba socialmente a violadores y asesinos en una fiesta barrial, El SUBOFICIAL Gregorio Rafael Molina murió solo en una cama.
Me corrijo, solo no. Porque a pesar de Hortel, que le impidió visitas, a Molina le cerró sus ojos un joven penitenciario que estaba a su lado. Lo acompañó hasta su último respiro… “se murió tranquilo a las 11 y cuarto…”, les dijo dolido el joven penitenciario a los amigos de Molina, que tuvieron que esperar en un pasillo.
Horacio Ricardo Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios
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