La peor metedura de pata que ha tenido Cristina Kirchner en toda su carrera fue en su reciente visita a Estados Unidos, pero las consecuencias las está pagando en Argentina. Los desafortunados comentarios que hizo durante su encuentro con argentinos que estudianen la Universidad de Harvard, no sólo le valieron las críticas de la oposición, sino que causaron un profundo malestar entre sus adeptos.
Cristina aprovechó su viaje a Nueva York, con motivo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para luego ir a dar una conferencia en el campus de la institución académica más antigua de EEUU y una de las más prestigiosas del mundo.
Todo parecía indicar que la convocatoria sería un éxito. El auditorio estaba repleto de jóvenes que escuchaban con atención su ponencia acerca de cómo andan las cosas por casa. Se percibía, eso sí, un cierto clima de escepticismo ante el cuadro idílico que presentaba la oradora, de un país sin inflación, donde la pobreza disminuye a pasos agigantados y donde el gobierno es respetuoso de la opinión de sus adversarios. Fue ahí donde Cristina entró en un terreno resbaladizo.
En el momento de las preguntas, uno de los estudiantes se atrevió a desafiar la idea de que en Argentina exista plena libertad de prensa. En tono irónico, uno de los asistentes declaró sentirse "privilegiado" al poder dirigirle una pregunta a la presidenta. El comentario venía a cuenta de que jamás, en los cinco años que lleva en el poder, ofreció una rueda de prensa como Dios manda. Hace un año convocó a los periodistas para hacer un balance de su gestión sin dar espacio a preguntas, y desde entonces sólo se ha dirigido al público por cadena de radio y televisión.
Contra la Universidad de la Matanza
La disertadora percibió el retintín en aquel comentario, y en medio de los abucheos de la audiencia, disparó: "Chicos, estamos en Harvard. Eso (los abucheos) es para La Matanza". Sin duda, Cristina ya estaba arrepentida antes de terminar la frase, pues la Universidad de la Matanza, con la que trazó su desafortunada comparación, es una institución que destaca poradmitir a estudiantes de escasos recursos. El campus se encuentra en el partido de La Matanza, donde el 24% de sus 1.249.958 habitantes son pobres y donde en las elecciones del 2011, ella obtuvo el 60,55% de los votos. Un periodista que acompañó la gira presidencial, y que por sobradas razones pidió el anonimato, contó a El Mundo que, tapándose el rostro, un miembro de la comitiva exclamó: "¡qué papelón!". A lo que habrá que añadir ¡cuánto trabajo! les tocará a los asesores de prensa para reparar el daño.
El primero en reaccionar fue el rector de la Universidad de la Matanza, Daniel Martínez. "Me siento muy dolido... Fue una frase desafortunada, no le encuentro otra explicación", expresó el académico a Radio Mitre. Más tarde, el diputado Eduardo Amadeo, del Frente Peronista (disidente) y su colega Federico Pinedo, del PRO, emitieron una declaración en la que exigen que la presidenta se disculpe públicamente ante el personal docente y los estudiantes de La Matanza.
En el citado campus, incluso un dirigente del oficialista Frente Para la Victoria (FPV) consideró que Cristina dio un "lamentable espectáculo", al no estar a la altura de su cargo. "La presidenta no debió responder a una provocación de ese tipo y menos con una frase que se interpreta como agravio a La Matanza y a su gente", dijo a la prensa, Ricardo Luisini.
"Decir que Cristina es una desubicada, es poco. En un segundo desprestigió a los que venimos acá, sin conocernos y si saber el nivel que tiene esta universidad. Con lo que dijo mostró su verdadero plumaje de señora burguesa, disfrazada de progre", manifestó Lucía Rodríguez, estudiante de Derecho.
La respuesta del ala radical del kirchnerismo
Mientras que los moderados guardaban silenció, el ala radical del kirchnerismo echó más leña al fuego. El piquetero Luis D’Elía aseguró que los asistentes a la conferencia en Harvard eran "estudiantes truchos (falsos)" y se preguntó "quién le habrá pagado la carrera" al estudiante que desató la ira de la presidenta.
Por su parte, el diputado Edgardo Depetri, un ultra-K, acusó al rector Martínez de ser "un agente encubierto de la oposición" e insinuó que los grandes diarios nacionales, como 'Clarín' y 'La Nación', le prepararon el libreto (las preguntas) a los estudiantes, a quienes calificó de "becarios de la abundancia".
Otra de las preguntas que incomodaron a la disertadora fue la que se refería al origen de su fortuna. Señaló que su patrimonio –que ha crecido un 928% desde el 2003- es fruto de su exitosa carrera como abogada, cuando ella y su marido Néstor Kirchner vivían en la ciudad sureña de Río Gallegos. Desde luego que la presidenta no contó que a comienzos de los 80, cuando Argentina se hallaba bajo el yugo de la Dictadura, ella y Néstor representaban a dos bancos en los juicios por impago de créditos hipotecarios.
Volviendo a la comparación que hizo entre Harvard y La Matanza, Cristina Kirchner publicó, vía Twitter, el siguiente mensaje: "un beso muy grande, de todo corazón, para la Matanza". Otra cosa no podía hacer para reparar lo irreparable.
TOMADO DE ENTRE AQUI POR FAVOR
Rechifla estudiantil en Harvard para Cristina Kichner
La presidenta Cristina Kirchner hizo desbordar las redes sociales argentinas, tras su presentación en dos universidades norteamericanos, donde su presentación causó un impacto que aún repercute este fin de semana en los medios de prensa argentinos.
Cristina Kirchner, había viajado a Nueva York, para participar de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. Como es habitual, las principales universidades de la costa este norteamericana, invitaron a la mandataria para una disertación con posterior ronda de prensa para los estudiantes. Cristina aceptó la invitación de dos de las principales: Georgetown, en Washington, y Harvard, en Nueva York.
La primera comparecencia ante los estudiantes, debió haberle advertido que los estudiantes de periodismo no eran fáciles en esas universidades: los jóvenes preguntaron sobre libertad de prensa en Argentina, sobre el patrimonio de la presidenta, y algún otro punto que salía del habitual escenario estudiantil que suele aplaudir a Cristina en Argentina. Lo peor vendría después.
Los silbidos de Harvard
La presidenta argentina comenzó su asistencia a la Universidad de Harvard con un breve discurso donde agradeció “porque acá reciben se, solo a grandes figuras”, dijo. Cuando se fue, ni siquiera aceptó participar del cóctel de estilo.
Tras palabras del invitado, en Harvard, los estudiantes se inscriben para un sorteo, si el bolillero los beneficia, forman fila y cuando les toca el turno, preguntan. Pero las interrogantes, que parecían hechas o por profesionales o por argentinos interiorizados en la política de los vecinos, no agradaron a la presidenta.
Comenzó así una serie de atajadas, desviaciones de tema, enfados y hasta agresiones de Cristina que sorprendieron a todos los anfitriones. Cristina llegó a acusar a los estudiantes de estar “operando” con sus preguntas, para la oposición a su gobierno en Argentina.
Pero cuando el decano propuso cerrar las preguntas y respuestas (después de todo Dilma Rousseff, que allí había estado, contestó tres preguntas en total y nadie se molestó), Cristina lo rechazó y siguió adelante respondiendo a troche y moche, pero empantanándose cada vez más según sus críticos y salvándose con honor de este “servicio a la protesta cacerolera”, según aliados al gobierno.
Nadie recuerda en ese ámbito de Harvard, que se hubiera silbado a un entrevistado: Cristina lo logró. Y cuando ya al final de la batalla , le dijo a un estudiante que la pregunta que le hacía no era digna de Harvard, sino de La Matanza, alzó el enojo de los esatudiantes argentinos, que si bien reconocen estar en inferioridad técnica con los norteamericanos, no creen que sea culpa de ellos, y mucho menos que sea lógica que su propia presidenta, los discrimine por el mundo.
La Matanza se alza contra Cristina Kirchner
Los ecos de la entrevista que la presidenta de Argentina concedió a un grupo de estudiantes norteamericanos de periodismo, en la Universidad de Harvard, parecen seguir en aumento y ahora son los estudiantes de la universidad de La Matanza, los que se alzaron contra los dichos de la presidenta, en tanto fueron aludidos “peyorativamente”, según fuentes estudiantiles.
El “partido” de La Matanza, al oeste de Buenos Aires, es casi tan grande en población y superficie como Montevideo, pero uno cada cuatro habitantes está por debajo del nivel de pobreza; el saneamiento alcanza solo al 40%, sin embargo allí ganó el “kircherismo” en las últimas elecciones.
La presidenta Cristina Kirchner, durante la reunión en Nueva York, recibió el agradecimiento de uno de los consultantes quien dijo sentirse “privilegiado” por poder hacerle una pregunta. Cristina le respondió. “Chicos, estamos en Harvard. Por favor, esas cosas son para La Matanza, no para Harvard”.
De inmediato las redes sociales argentinas reprodujeron comentarios de los estudiantes de la Universidad de La Matanza que tiene 41.000 alumnos en 40 carreras, maestrías y postgrados.
Desde “discrininadora” a “clasista” y “desubicada”, todos fueron adjetivos cada vez en tono más subido contra la presidenta.
“Nos desprestigió sin venir acá a conocernos”; “que sea rica no le da más derechos que a los que sufrimos para estudiar”; “nos discrimina por pobres, vivimos la discriminación, y esa frase inconsciente es lo que piensa de nosotros”, fueron conceptos increscendo. Ahora se anuncia una manifestación reclamando el desagravio, por parte del estudiantado.
Horas después en su cuenta de Twitter, Cristina les dedicó unas líneas “Ayer en Harvard me acordé mucho de ustedes; cuando conozco estos lugares en vivo y en directo, cada vez los quiero más…”. La confederación de estudiantes universitarios local, ni se dio por aludida.
Pinky: "A Cristina, la frase de La Matanza
le salió del alma"
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